El presidente Nayib Bukele hablando al público, con un paisaje minero degradado al fondo que ilustra el impacto ambiental de la minería metálica

Bukele cambia el discurso: De la prohibición de la minería a su reactivación.

Su respaldo a la minería metálica representa un riesgo inminente para El Salvador.

Nayib Bukele y sus funcionarios han pasado de criticar duramente la minería a metálica a respaldar su reapertura en El Salvador, generando una oleada de críticas y preocupaciones por parte de ambientalistas, activistas y la población afectada.

El giro del discurso oficial

Durante años, el oficialismo señaló los graves daños que la minería metálica causó en el país, atribuyéndole enfermedades como la insuficiencia renal y la contaminación de recursos naturales. Sin embargo, tras el anuncio de la reactivación de esta actividad, los tuits de Bukele y funcionarios como el diputado William Soriano, quien también criticaba la minería, han sido eliminados.

La minería metálica fue prohibida en 2017 debido a sus devastadoras consecuencias ambientales y sociales. En su primer mandato, Bukele prometió respetar esta prohibición, pero en 2021 su gobierno se unió al Foro Intergubernamental sobre Minería, mostrando un cambio de postura que contradice su plan de gobierno 2019-2024.

El riesgo ambiental y la población

La reactivación de la minería en El Salvador podría tener consecuencias irreparables. Entre los impactos más preocupantes está la contaminación del río Lempa, principal fuente de agua para cuatro millones de salvadoreños.

Según un estudio de la UNES, el proceso de extracción minera utiliza sustancias químicas altamente tóxicas, como el cianuro, arsénico y mercurio, que pueden envenenar los ecosistemas y afectar gravemente la salud humana.

La farsa de la “minería verde”

El discurso oficial ahora presenta la minería como “sostenible” y “amigable con el medio ambiente”, una narrativa que los ambientalistas califican de engañosa.

Organizaciones y expertos señalan que la “minería verde” no aborda los efectos devastadores que esta actividad genera a largo plazo, y la supuesta reducción de la contaminación es mínima.

El periodista y antropólogo Óscar Martínez enfatiza que este enfoque busca justificar una actividad que pone en riesgo la vida y el medio ambiente en nombre de una transformación económica basada en la extracción de oro.

La prioridad: ¿Riqueza o bienestar?

Las palabras de Bukele, al calificar de “absurda” la prohibición total de la minería metálica y sugerir que sin esta ley el país podría transformarse económicamente, reflejan un cambio de prioridades. Para las comunidades afectadas, queda claro que el gobierno privilegia la riqueza sobre la salud y el bienestar de la población.

El giro en el discurso de Bukele y su respaldo a la minería metálica representan un riesgo inminente para El Salvador. La población y los ambientalistas temen las graves consecuencias para los recursos hídricos, los ecosistemas y la salud pública.

En un país que ya había dado un paso histórico al prohibir esta actividad, la reactivación de la minería no solo es una contradicción política, sino también un ataque directo al medio ambiente y al bienestar de sus habitantes.

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