En los primeros cinco años el presidente salvadoreño cesó a más de 21,000 trabajadores de distintas instituciones estatales. Ahora 300 de un solo plumazo.
Muchos de estos salvadoreños que hoy se suman a las estadísticas de desempleo, votaron por la “medicina amarga” y juraron obedecer ciegamente movidos por las promesas para una mejor vida.
Esta sumisión ya comenzó a pasar la factura y en menos de 100 días de su segundo periodo presidencial, ordenó despedir a 300, bajo el argumento de que los colaboradores promueven “agendas que no son compatibles con la visión de su gobierno”.
Se trata de trabajadores del extinto ministerio de cultura, que aglutinaba a otras dependencias gubernamentales, en las que figuran músicos de la Orquesta Nacional de El Salvador, Coro Nacional, incluso integrantes de grupos de danza.
También suprimió plazas en dos parques nacionales: el Parque Infantil de Diversiones y el Parque Saburo Hirao, ordenando al mismo tiempo una compensación máxima de $20,000 que serán pagados en seis cuotas.
El mismo presidente justificó que con estas cesantías se ahorran “fondos públicos en el proceso. La gente eligió un camino y ese camino vamos a tomar. Medicina amarga”, escribió en su red social.
A Bukele, dicen los críticos, le apasiona dejar claro que “la manda en su finca” y que nadie puede reprocharles sus actos inhumanos. Lo que menos tiene Bukele es empatía para con el pobre.
Sus adeptos hacen lo mismo y en automático, sus diputados se jactaron de esa medida. Uno de ellos fue William Soriano, quien llamó “promotores” a los trabajadores despedidas y achacó que “no tienen lugar en el Estado Salvadoreño”.
Soriano, fue uno de los beneficiados con centrados otorgados a dos empresas familiares en noviembre de 2019 y noviembre de 2020, según documentos oficiales.
Por su parte, la mayoría de los afectados se mostraron temerosos de expresarse, ya que opinan que no hay libertad de expresión y de hacerlo corren el riesgo de ser encarcelados por el régimen de excepción.
Despidos de odio y más pobres
Sobre esto, la abogada Ruth Eleonora López, opinó en su cuenta de X que ¿los despidos en Cultura (justificados en una política de odio) se deben a la visita del equipo técnico del FMI en El Salvador.
Agregó también: ¿Cómo funciona el discurso oficial en El Salvador? Para despedir a trabajadores de cultura les estigmatizan. Para atacar a defensores de DDHH les acusan falsamente de defender a pandilleros. Para derrochar el pisto impunemente señalan a los que exigen transparencia de opositores.
Asimismo, Gaby Santos, defensora de los derechos humanos con cuerda con López y citó en su red social que “Nos gobierna el odio”. Lamentable, sobre todo en un mes que se conmemora muchas reivindicaciones. El odio no dese ser la respuesta.”
Otros por su parte expresaron su tristeza ante los despidos y reprocharon al nuevo ministro que se preste para desaparecer a una institución y de paso dejar sin el sustento a cientos de familias.
“La necesidad de los pobres ya no la ven. Ahora son los nuevos ricos de El Salvador y se gastan millones en frivolidades. Por ejemplo, la lujosa fiesta de cumpleaños de Ernesto Castro de $145 mil, mientras cientos de salvadoreños se rebuscan para comer, pero son correteados por el CAMS en el Centro Histórico.
Ahora, con el desempleo en aumento, los expertos señalan que la pobreza se incrementará ante la falta de opciones para subsistir, obligando a muchos a mirar hacia el norte.
De acuerdo con datos preliminares de la Encuesta de Hogares del Banco Central de Reserva2023, 55,097 salvadoreños cayeron en pobreza, algo contradictorio al discurso de Bukele. https://www.laprensagrafica.com/elsalvador/55097-salvadorenos-cayeron-en-pobreza-en-2023-segun-datos-preliminares-del-Gobierno-20240409-0094.html