Wilson Sandoval, coordinador del Centro de Asesoría Legal Anticorrupción en El Salvador, considera que las promesas que llevaron a Nayib Bukele al gobierno, durante la campaña electoral del 2019, podrían llegar a constituirse, durante el contexto preelectoral actual, como un catálogo de excusas para justificar la necesidad de más tiempo para poder realizarlas.
Otros expertos también coinciden en que las promesas electorales le sirvieron a Bukele como plataforma para construir las bases de su masivo apoyo.
De acuerdo a declaraciones brindadas por Rubén Zamora en abril pasado, “los salvadoreños votaron por Nayib Bukele para que ganara la presidencia, porque estaban muy molestos con los gobiernos anteriores o porque creyeron en lo que él les dijo”.
Por ejemplo, en 2019, en plena campaña electoral, Bukele realizó una visita a la Universidad de El Salvador y en su discurso prometió la creación de tres nuevas sedes universitarias en distintos departamentos del país, además que la convertiría en la mejor universidad de Centroamérica. “Vamos a convertir a la Universidad de El Salvador, en la mejor universidad de Centroamérica (y) construiremos nuevas sedes de la UES en La Unión, en Ahuachapán y en Chalatenango”, aseguró Bukele en aquella ocasión.
Sin embargo, en octubre de 2021, el presupuesto destinado a la casa de estudios fue recortado de cara al año 2022, afectando los planes educativos de la institución, en contraposición a la promesa de mejorar los estándares de la universidad.
Cárcel en lugar de universidades
Contrario a la promesa electoral sobre la construcción de nuevas sedes de la Universidad de El Salvador, en mayo de 2022, Bukele anunció la construcción de una mega cárcel en San Vicente, en donde planea recluir a 40.000 personas provenientes de otras prisiones del país, muchas detenidas durante el régimen de excepción.
Wilson Sandoval opina que la construcción de un centro penitenciario en lugar de universidades resulta descontextualizado y contradictorio a las promesas electorales presentadas en 2019.
“Es contradictorio y reprochable, porque es un indicativo de que pareciera que el tema penitenciario ha pasado a ser mayor prioridad que, incluso, el tema de educación superior”, señaló.
Promesas sobre salud
En 2018, la administración, a cargo del partido FMLN, aprobó $170 millones de dólares para realizar mejoras a la red hospitalaria nacional, incluido, en ellas, el Hospital Nacional Rosales.
A pesar de la aprobación del préstamo otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la ejecución del proyecto no se llevó a cabo. En respuesta a la necesidad, la actual administración se comprometió con la construcción definitiva del centro hospitalario, pero hasta ahora el proyecto sigue sin ejecutarse, a pesar de numerosas protestas y solicitudes de rendición de cuentas.
A diferencia de ChivoPets, el Hospital Rosales no cuenta con intervención pública para su mejora; incluso, en julio de 2022, en redes sociales circularon videos que revelaron las condiciones de la infraestructura del nosocomio; las imágenes demuestran que el techo colapsó y algunas salas de atención permanecieron inundadas.
Compromisos rotos
Sumado al incumplimiento de promesas relacionadas a los sectores de salud y educación, el oficialismo se comprometió con brindar oportunidades de desarrollo para los habitantes de la zona costera del país, algo que, por ahora, esas sigue en la categoría de promesa.
Un claro ejemplo de los proyectos sustituidos es el Tren del pacífico, del cual pocos detalles se conocen en la actualidad.
Además, se encuentran pendientes la construcción del Aeropuerto del pacífico, que cuenta con la aprobación de 12 millones de dólares para su construcción, y la ejecución del proyecto de infraestructura vial conocido como Viaducto de la Carretera los Chorros, que pretendía estar finalizado en el primer trimestre del 2022