La separación de poderes dejó de existir en El Salvador. Las instituciones de gobierno no “mueven un dedo” sin la autorización de Bukele.
Esta no es solo una apreciación de la sociedad civil y de la comunidad internacional. El mismo director de la PNC, Mauricio Arriaza Chicas declaró que en el país “todo el poder” está concentrado en el presidente.
“El liderazgo del señor presidente Nayib Bukele unificó los tres poderes del Estado junto a fiscalía general de la República (FGR), concentrando toda una fuerza interinstitucional, para proteger la vida de los salvadoreños”, citó el funcionario en su cuenta de Twitter.
Con esta afirmación dejó claro que el principio de gobernanza tampoco existe y que el Poder Legislativo y Judicial, junto a la Fiscalía y ninguna otra institución gubernamental tienen el valor de enfrenar al Ejecutivo.
Para Enrique Anaya, abogado constitucionalista, el director PNC “declaró y admitió” explícitamente que “el país vive un absolutismo presidencialista, una dictadura”.
Según expertos juristas consultados por el Diario de Hoy, la institucionalidad ya no funciona independientemente. Un ejemplo de ello dijo la abogada Ruth Eleonora López, es el Órgano Judicial y que la Corte Suprema de Justicia no cumple sus funciones, especialmente la Sala de lo Constitucional y la Sección de Probidad.
Lo mismo pasa en el Congreso Legislativo que no ejerce los mecanismos de control hacia el Ejecutivo, otra es la Corte de Cuentas que dejó de investigar el uso de los recursos del Estado, mientras que la Fiscalía se hizo del “ojo pacho” en l0s 12 casos de corrupción de los actuales funcionarios de gobierno.
Esta concentración de poder comenzó con la destitución de la Sala de lo Constitucional porque le estorbada para su reelección y ha venido consolidándose paso a paso.
“Con eso se frenó el control político que le podía hacer la Sala declarando la inconstitucionalidad a diferentes medidas y frenó la investigación de la corrupción de parte del Fiscal”, refiere Eduardo Escobar, director de Acción Ciudadana.
A juicio del experto en transparencia, Wilson Sandoval, en el país y sobre todo en las instituciones gubernamentales estratégicas “hay una cooptación, un secuestro completo de los tres poderes del Estado por parte del órgano Ejecutivo” del presidente.
TSE también se arrodilló a Bukele
Esta cartera estatal también se doblegó al autoritarismo y ahora no tiene voz ante las reformas que se hicieron para favorecer las elecciones del 2024, incluso ha sido incompetente para sancionar la campaña adelantada de Nuevas Ideas ni verificar el financiamiento de los partidos políticos.
Las críticas hacia el magistrado del TSE, Noel Orellana, no se han hecho esperar tras argumentar que no hay una definición de propaganda electoral anticipada y ni una legislación que regula las campañas en redes sociales.
Esta postura fue secundada por el magistrado Guillermo Wellman al afirmar que no pueden sancionar la campaña adelantada en el extranjero por carecer de una ley, demostrando una vez más que están sometidos a las órdenes de CAPRES.
Sobre la concentración de poder, la ciudadanía no lo pasa desapercibido al observar como el TSE se está prestando al fraude electoral y preparar no solo el camino para Bukele sino para los alcaldes y diputados del oficialismo.
“Vote o no vote por Bukele y Nuevas Ideas, el fraude ya está hecho desde el momento que tomó control del Centro Nacional de Registro de las Personas Naturales, TSE y ahora con el voto en el exterior”, expresó un salvadoreño que lamentó haber confianza en una persona que dijo ser diferente a los “mismos de siempre”.
La estrategia de Bukele ha sido no tener ningún contrapoder que limite su mandato y eso lo obtuvo al liderar la Asamblea Legislativa, situación que alertó a la comunidad internacional sobre el rumbo que lleva El Salvador, considerando la formación de una nueva dictadura.