Si el poder se acumula en el Ejecutivo, entonces “es dictadura”. El Salvador lo vive.

El contrapeso de los tres poderes del Estado dejo de existir y El Salvador se encamina hacia una dictadura con la reelección inconstitucional de Nayib Bukele.

La democracia salvadoreña entro en crisis el 1 de mayo de 2021, cuando la Asamblea Legislativa en manos del partido Nuevas Ideas del presidente Nayib Bukele, destituyó a los magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y al fiscal general, concentrando el poder en el Ejecutivo.

Esto encendió la alarma no solo de las organizaciones sociales del país, sino de la comunidad internacional que calificaron estas medidas como un atentado a la separación de poderes, el estado de derecho los valores democráticos y los derechos humanos.

Bajo este contexto, el historiador salvadoreño Héctor Lindo, dijo que “Las constituciones generalmente imponen límites a los tres poderes del Estado, los cuales se chequean y sirven de contrapeso, para que ninguno acumule poder, pero cuando todo el poder se acumula en las manos del Ejecutivo y generalmente de la cabeza del Ejecutivo a esto se le puede llamar una dictadura”.

Aparte de esto, manifestó que otra de los indicios de la concentración de poder, es la imposición de puntos de vistas, visiones de la realidad y se enfoca en denigrar las voces críticas.

Lindo, aclaró en una entrevista en la radio YSUCA, que uno de los primeros objetivos de toda dictadura, aparte de ocultar la información, es recrear una realidad y en El Salvador esta comenzó a fortalecerse con el anuncio de la reelección el año pasado, la cual viola seis artículos de la Constitución.

Asimismo, citó ejemplo de varias dictaduras en años pasados y recalcó en las características de estas que se asemejan con lo que vive el país en estos momentos.

Por lo general, refirió, los dictadores crean sus propios aparatos de propaganda que “ensalzan al gobierno” y crean una realidad artificial, eso es lo que se ven en el país con los medios de comunicación oficiales.

El historiador trajo a la memoria “el periódico del general Maximiliano Martínez, Nuevo Diario o El Salvadoreño, el periódico que tenía Alfonso Quiñonez Molina donde se crea una realidad ficticia, maquillando las acciones del gobierno mientras a la oposición se refiere como instrumento del mal”, recordó.

Seguidamente, añadió que el fin de estos periódicos oficiales era que  tergiversaban la información, rechazaban cualquier punto de vista de la oposición, destruir las voces críticas que señalan lo malo de la gestión y se imponen en lugar de debatir.

Al no existir restricciones normales del Estado de derecho, entonces se vive en dictadura, ya que el poder ha sido acumulado por el Ejecutivo y no hay contrapesos que lo limiten.

Finalmente mencionó que algunas dictaduras pueden “dictablandas” como en la década de los 70, otras son más personalistas y están también la del partido único, pero el Ejecutivo sigue siendo el que concentra el poder, no hay transparencia ni rendición de cuentas.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

EnglishFrenchGermanSpanish